martes, 9 de octubre de 2012

MALLORCA 1 – GRANADA 2. La ley de Murphy.




Más o menos todos sabemos lo que significa la ley de Murphy.

Es una forma ficticia de explicar los infortunios en todo tipo de ámbitos que, a grandes rasgos, se basa en la frase  «Si algo puede salir mal, saldrá mal.».
Ya lo comentaba Caparrós en el post partido: “que se acaben las desgracias”.

Un gran entrenador y mejor persona, que ante los graves infortunios que sufre su equipo en forma de lesiones, arbitrajes desfavorables y raciones de mala suerte, no se escuda en nada: ni una queja de los árbitros, ni basa sus argumentos en las derrotas en la ausencia de jugadores clave ni tampoco apela a la mala suerte. Ejemplar. Siempre mira hacia delante.

El Mallorca, de nuevo, no tuvo suerte en los lances definitivos del partido. Perdió su primer partido en casa en Liga, contra un rival, el Granada, que no había marcado un solo gol fuera de casa. Y en los 3 partidos anteriores jugados en casa el Mallorca solo había encajado 1 gol.

¿Qué pasó para que esto sucediera? Muchas cosas, y prácticamente ninguna a favor del Mallorca.


En la Previa avisábamos de la solidez táctica en materia defensiva de Anquela y la falta de talento y de gol que también tenía el Granada.

El Granada, con un 1-4-2-3-1 muy compacto le dio a probar al Mallorca, en muchas fases del encuentro, su propia medicina: Altísima disciplina táctica, organización defensiva y pocos errores en la zona de transición.

También adelantábamos que para superar a este Granada, el Mallorca debía imprimir al juego alta intensidad, velocidad en la circulación de balón, y no permitir el juego lento y cadencioso del Granada; debía tener el balón en juego el máximo tiempo posible.

Prácticamente nada de esto sucedió sino que ocurrió, como en la ley de Murphy, todo lo contrario:

·      El partido duró 96’. ¡El tiempo parado fue de 56’! Así que se jugaron solo 40’ reales.


·      La posesión de cada equipo no llegó a los 20’.

·      El propio Caparrós comentó que les había faltado intensidad. Así fue.

·      Iriney, el pivote defensivo, que había sido el año pasado fundamental en el Betis en la recuperación y en las faltas tácticas, -fue el 2º jugador que más faltas realizó en la Liga- jugó con una libertad de movimientos inusual.

No necesitó hacer faltas –solo 1- y fue el máximo recuperador de su equipo con 8. Esa libertad de movimientos le otorgó al Granada el ritmo del partido.

Como muestra no un botón, sino muchos botones: dio hasta 39 pases a sus compañeros, de ellos 38 fueron buenos, solo 1 malo, y solo 2 pérdidas de balón. Nunca fue presionado.

·      Esa falta de intensidad del Mallorca se notó además por la falta de presión a los otros 2 jugadores de medio campo: Mikel Rico dio 44  pases, de ellos 40 buenos y por Brahimi: 37 pases, 33 buenos.

En el Mallorca los datos comparativos son elocuentes: Pina solamente dio 22 pases buenos, Joao 4 buenos, Martí 28 buenos y Víctor 33.

La diferencia por tanto fue muy notable y fundamentalmente con esa triple conexión, pocas veces abortada, el Granada desactivó al Mallorca en gran parte del partido.


Anquela que maneja muy bien los sistemas tácticos que emplea, tuvo lucidez en el planteamiento inicial y también leyó bien el partido. Se notó su mano incluso forzando en una falta lateral la provocación masiva del fuera de juego: hacía tiempo que no veíamos esos movimientos tan atrevidos.

En los primeros 20’ de partido apenas pasó nada, el Granada presionó en la salida de balón y el Mallorca no se sintió cómodo nunca. Eso tranquilizó mucho al Granada que poco a poco notaba que no era tan inferior al Mallorca.

En el segundo tiempo tampoco pasó nada en los primeros 20’ hasta que, con buen criterio, Caparrós da un salto hacia delante y mete en el terreno de juego a Arizmendi.

Y sucede lo imprevisto, la ley de Murphy revolotea en un saque de falta lateral que realiza Martí: 6 jugadores del Mallorca al remate; 3 atrás en la línea de medios abiertos: Pereira a la izquierda, Pina por el centro y Emilio por la derecha.

Ningún jugador rival en kilómetros a la redonda, todo están en su área, menos Orellana y Torje.

La falta va corta y baja, Geromel intenta el control del balón que sale a la línea de Orellana, Torje empieza a correr.

Ninguno de los 3 hace lo que debe: Emilio duda en apretar, quedarse o irse hacia atrás; Pina decide acudir a la interceptación de Orellana y Pereira opta por irse hacia atrás.

El pase de Orellana por dentro no es interceptado y Torje se encuentra a  70 metros de la portería de Aouate, empieza su carrera, seguido por Emilio……..lo demás es conocido.

Caparrós no se resiste ante la ley de Murphy y da otra vuelta de tuerca, saca a Pina del campo y mete en banda derecha arriba a Marc Fernández. Abre su defensa: Geromel pasa a la derecha, Conceiçao se queda en el centro solo y Bigas abierto a la izquierda……

Y sucede de nuevo lo imprevisto, esta vez ayudado por la maniobra táctica desesperada de Caparrós; la ley de Murphy vuelve a revolotear: saque de Toño, 22” de duración de la jugada, 6 pases y 5 jugadores distintos participando en ella, termina en el 2º gol del Granada.

El árbitro Hernández: un pitador de nuevo. En los 4 partidos que ha dirigido ha mostrado 3 rojas y ha señalado 3 penaltys. Agárrate y vámonos.


La tarjeta amarilla a Brahimi por soltar la mano involuntariamente a Pina, excesiva, fue involuntaria.

La segunda amarilla con expulsión de Brahimi, excesiva. Es un balón dividido y parece en la secuencia a cámara lenta que toca primero Brahimi y luego viene el toque de Geromel. Se pudieron hacer daño los dos. Yo hubiera pitado balón neutral.

La tarjeta amarilla que saca a Pereira en la disputa del balón con Siqueira es una acción absolutamente involuntaria. Los 2 se podían haber hecho daño. Al ver sangre le saca la tarjeta. ¿Por qué?

Ha quedado absolutamente claro que el agarrón de Emilio se produce a 3 o 4 metros del área. Hernández que ha corrido más que algún jugador del Mallorca se encuentra a 20 metros de la jugada, el asistente está corriendo en paralelo y los dos se equivocan gravemente. La expulsión es inevitable pero nunca el penalty.

En definitiva un Mallorca que estuvo poco metido en el partido y que dejó escapar 3 puntos de oro.


Si el comportamiento y la intensidad de todos sus jugadores se hubieran parecido a la intensidad que puso Hemed –su mejor partido de siempre- otro gallo hubiera cantado.

Ahora a reponerse, a recuperar lesionados e inevitablemente a fichar otro pivote con urgencia. El tiempo apremia.

¡Ah! y a dejar en anécdota la ley de Murphy.

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